En la política estadounidense contemporánea, Donald Trump ha logrado consolidar un dominio que sorprende a muchos. Una clave para entender este fenómeno se encuentra en un tropo cinematográfico muy popular: las comedias de “slobs vs. snobs” (desaliñados contra estirados). Estas películas reflejan un patrón narrativo que, aplicado a la política, ayuda a explicar por qué Trump gana elecciones en EE.UU. y por qué tantos votantes se identifican con él.
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ToggleCaddyshack como metáfora política
La película Caddyshack (1980) presenta a un joven caddie atrapado en una lucha de poder entre los elitistas del club de golf y un empresario grosero pero carismático, interpretado por Rodney Dangerfield.
En esta metáfora:
- Los votantes son el caddie.
- Trump es el promotor maleducado que rompe las reglas.
- Los líderes demócratas son los jueces, doctores y profesionales indignados.
Al final, los caddies se ponen del lado del personaje irreverente, porque resulta más entretenido ver cómo desafía a los privilegiados.

El tropo “Slobs vs. Snobs” en la cultura estadounidense
Este subgénero de comedia ha marcado generaciones:
- Animal House: fraternidad de inadaptados vs. la élite universitaria.
- The Bad News Bears: equipo perdedor vs. campeones arrogantes.
- Revenge of the Nerds: nerds vs. atletas.
- Dodgeball: independientes inadaptados vs. corporación fitness.
En todas estas historias, los desaliñados representan al pueblo común que enfrenta instituciones rígidas. Lo esencial es que nunca se hace una comedia donde los ricos poderosos sean los héroes frente a los perdedores. Esta dinámica tiene un paralelismo claro con la política estadounidense de las últimas décadas.
La lección para los demócratas
El Partido Demócrata insiste en advertir a los votantes contra los “slobs”, posicionándose como defensores de las instituciones. Pero en la narrativa cultural estadounidense, eso los convierte en los “snobs”.
Ejemplos recientes:
- En 2016, la élite demócrata apoyó a Hillary Clinton frente a Bernie Sanders.
- En 2024, Kamala Harris fue nominada sin primarias reales.
- En Nueva York, líderes demócratas han ignorado candidaturas insurgentes como la de Zohran Mamdani.
En cada caso, los votantes perciben a los líderes como guardianes del sistema, no como aliados del pueblo, lo cual refleja los errores del Partido Demócrata en elecciones pasadas.
Cómo Trump encarna al “slob”
Aunque Trump es multimillonario, heredero y parte de la élite, su estilo irreverente lo posiciona como el outsider que desafía a los poderosos. Su retórica contra el “establishment” lo mantiene en el papel de desaliñado frente a rivales que representan linajes políticos: Jeb Bush, Hillary Clinton, Joe Biden.
Sus políticas favorecen a los ricos, pero su discurso lo sitúa como la voz de quienes luchan contra un sistema amañado. Y en el marco de la política estadounidense, esa narrativa ha resultado extremadamente eficaz para conectar con los votantes.

El error del discurso demócrata
Cuando los demócratas presentan a Trump como una amenaza a la democracia, suena a lo mismo que diría un “snob” en las películas: un juez del club de golf defendiendo la exclusividad de la élite.
El público estadounidense, tras décadas de consumir estas narrativas, reconoce al instante quién es el rebelde y quién es el guardián del sistema. Esa desconexión debilita la estrategia electoral del Partido Demócrata en momentos clave.
Estrategias para un cambio real
Para recuperar terreno en las elecciones en EE.UU., los demócratas necesitan:
- Dejar de presentarse como defensores de las instituciones. Eso los hace ver como “snobs”.
- Hablar de clase social y desigualdad. Los republicanos llevan décadas defendiendo a los ricos con recortes de impuestos y desregulación.
- Adoptar la narrativa de los desaliñados. Deben mostrarse como insurgentes contra el poder corporativo y económico.
Ejemplos como Sanders o Mamdani muestran que es posible movilizar a pequeñas donaciones y un discurso de clase, sin depender de los grandes donantes.
Conclusión
En las comedias “slobs vs. snobs”, los desaliñados siempre ganan porque representan la autenticidad, la creatividad y la lucha contra privilegios injustos.
El mayor desafío de los demócratas es recordar esta verdad cultural: el pueblo valora más al que lucha desde abajo que al que defiende lo que ya tiene.
Hasta que no asuman este principio, seguirán siendo los villanos en la película política de Estados Unidos. Solo cuando comprendan la dinámica de la política estadounidense podrán reconectar con los votantes y recuperar espacio en el debate nacional.
La política estadounidense es un escenario complejo, lleno de símbolos culturales que influyen en la percepción de los votantes. Entenderlos es clave para prever cómo evolucionarán las próximas elecciones en EE.UU.
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